Las 7 vidas del Gato

Todo se puede escribir sobre el.
Como buenos argentinos que somos opinamos sobre y de todo.
Nos caracterizamos por endiosar y sepultar con la misma facilidad a cualquier deportista. Nuestro pueblo, sediento de gloria deportiva, necesita continuamente de numeros 1, y nos creemos capaces de tenerlos en cualquier deporte, pese a que la realidad muchas veces nos demuestre lo contrario.
Un deporte requiere muchos factores alineados para llegar a ser un destacado. Estado fisico, caracter (huevos), talento, ambicion (hambre) y, por que no, una dosis de suerte.
Ahora bien, cuando uno conjuga todos estos atributos debe competir contra otros oponentes y vencerlos.
El lo hizo. Lo tiene todo.
Gaston "Gato" Gaudio dio clases magistrales de tenis en Rolanga 2004. Su reves es de los dos o tres mejores de la historia del tenis argentino (resalta que es a una sola mano, lo cual lo hace mas estetico).
Lo tildaron con epitetos para todos los gustos. Pecho frio, amargo, cagon, intermitente. Le endilgaron problemas psicologicos y de caracter. Los tuvo y los tiene. Pero ¿y?. Tambien tiene un trofeo del grand slam parisino, cosa que solo Guillermo Vilas puede decir.
Dueño de un talento similar o mayor que Federer, Nadal o Safin, por nombrar a algunos cracks, siempre tuvo la complicacion de su fragil caracter, traicionero, autoflagelante, tramposo.
Son recordadas esas frases pidiendo explicaciones que solo el las tiene, sus crucifixiones en publico, sus derrotas amargas frente a ignotos tenistas. Sus muertes y resurreciones (las menos) nunca pasaron inadvertidas.
Para un pueblo tan sediento y exitista como el nuestro no alacanzo que el Gato haya dado una verdadera clase ese junio frances, quizas siempre se lo recuerde como un cagon.

Ahora, que a un tipo que levanto dos sets en una final, con varios match points en contra y con todo el publico apoyando al gran favorito Guillermo Coria (merecedor de otro analisis) se lo menosprecie solo porque no fue el numero 1 en el ranking o no gano todos los torneos en un año, es propio de un pueblo como el nuestro.
Por suerte el Gato siempre tuvo otra vida mas para regalar momentos tenisticos maravillosos.

Y tiene en su casa un trofeo que lo acredita.